Clínica y Análisis Grupal Nº23 (1980), Año 5
Resumen
A partir de los fenómenos observados en el seguimiento de un caso, en psicoterapia de grupo con inclusión de técnicas activas corporales, diseñadas para el trabajo específico de las relaciones cuerpo-sexualidad / agresión-competencia, se analiza la curación del síntoma “frigidez” en tres niveles: 1) Imaginario, 2) Self, 3) Epistemológico-comunicacional. Se presta particular atención al papel que cumple el ritmo, entendido como estructuración temporal del comportamiento en sus unidades mínimas, los movimientos. Desde el punto de vista vincular el ritmo significa la posibilidad de colectivizar el tiempo interno, y la función terapéutica plantea hacer consciente el cuantummáximo posible de los ritmos.
Summary
Departing from the phenomena observed in following a case, in group psychotherapy including active corporal techniques designed specifically for work with body-sexuality / agression-competition relations, the curing of three levels of the sympton “frigidity” are analized: 1) Imaginary, 2) Self, 3) Epistomological-communicational. Particular attention is paid to the role played by “rhythm”, understood as temporal structuring of behavior in its minimal unit, movement. From the point of view of bond psychology, rhythm means the possibility of collectivizing internal time, and the therapeutic function proposes making conscious the maximum possible quantum of rhythms.
Resume
A partir des phénoménes cnvisagés au coursd’un cas, en psychothérapie de groupe, et inclus des techniques actives corporelles, dessinées pour le travail spécifique des rapports corps-sexualite /agression-cóncurrence, on analyse la cure du symptóme "frigidité" á trois niveaux: 1) Imaginaire, 2) Self, 3) Epistémologique-communicationncl. On confere une attention particuliérc au role que le rythme joue, celui-ci compris comme une structuration temporel de la conduite dans ses unités minimes, les mouvements. Du point de vue des liens, le rythme représente la possibilité de colectiviser le temps interne, et la fonction thérapeutique veut faire conscient le quantum máximum possible des rythmes.
Los ritmos del cuerpo en la psicoterapia de grupo (1)
Nicolás Caparrós
Recientemente, en el curso de una sesión intensiva de grupo de 20 horas de duración en la que utilizamos técnicas activas desde un encuadre Psicodinámico, tuvimos ocasión de constatar lo siguiente:
Se trata de
una paciente de 23 años que lleva año y medio de psicoterapia de grupo. El
motivo manifiesto para emprender el análisis es la frigidez. En el curso de la
psicoterapia, como hechos notables, ha descubierto que su identidad es vacilante
y que sus primeras pretensiones de tener relaciones sexuales eran intentos
voluntaristas, en el fondo no deseados. Aquí, como en tantos otros casos, se
trataba de “deber-ser de la práctica sexual”.
Esta sesión
grupal tenía por objeto para todos los participantes investigar el cuerpo como
medio indicador para visualizar los conflictos. Lo que en frase de
Isabel Calvo vendría a ser el cuerpo-conflicto.
A las 10 horas aproximadamente del proceso consignamos una escena dramática que estaba incluida en una secuencia más amplia, en la que tenía lugar un torneo medieval entre los “caballeros de la Tabla Redonda”. Alternativamente los hombres y las mujeres encarnaron el papel de caballos y caballeros y yo mismo me integré en la situación en el insólito papel de la reina Ginebra. Nuestra paciente que pese a todo es una bella muchacha quedó vencedora del torneo en el rol de ...caballo.
Es obvio que
este trabajo tenía como meta hacer surgir aspectos agresivos que aparecen bajo
la modalidad de competencia.
Pese
al buen resultado que para ella tuvo el torneo, la paciente quedó intensamente
angustiada. Tanto en aquel grupo, como en sesiones posteriores, se estableció
que el elemento agresión no era fácilmente discriminable de los aspectos
sexuales. Recordó, por ejemplo, que a los diez años fue objeto de
una “agresión” que le fue posteriormente explicada como un intento de violación.
A lo largo
de las semanas siguientes comienza a sentir excitación sexual y más tarde sus
primeros orgasmos.
Nos
encontramos con una vía lateral para el abordaje de su frigidez por métodos que
no teníamos previstos.
Es indudable
que en el ejemplo anterior, que sólo hemos expuesto en sus aspectos más
primordiales, aparecen al menos tres niveles posibles de análisis:
Una escena de competencia
manifiesta de grupo familiar en la que parejas: Caballo — caballeros de hijos,
cooperan para competir con otras parejas simétricas. Los coordinadores de grupo
propician las imágenes proyectivas.
Buena pero inalcanzable: La reina Ginebra y
mala pero con capacidad de ser atacada: el siniestro Sir Mordred, movido por
otro de los coordinadores. Precisamente Sir Mordred es derrotado por la
paciente en la cabalgada final.
Nivel II (Self)
El cuerpo
desempeña en la escena diversos cometidos:
De un lado, el cuerpo anatómico,
mensurable y por lo tanto, genérico.
En ese
cuerpo anatómico ella recibe varios cardenales, como otros tantos signos.
De otro, el cuerpo-topológico
(en-soi) sartreano que surge mediante la fractura que propicia la escena. El
cuerpo cualitativo. El cuerpo analítico. El cuerpo que sigue cuando concluye la
anatomía, que permite sentirse fundido con el otro “penetrando” en sus
fronteras físicas, o que se siente invadido, “penetrado”, deformado,
violentado, constreñido en algo más que en la simple estructura material.
No
olvidemos, a propósito del ejemplo, que ella establece unos límites más amplios
para su propia autoaprehensión topológica cuando domina como caballo.
Cuando contener a alguien es, controlar y decidir el cuándo y cómo de la
penetración.
Una de las
modalidades del cuerpo topológico: el cuerpo conflicto se resuelve de otra
forma, ello nos lleva a un tipo distinto de relación.
Nivel III. (Epistemológico) (Comunicacional)
• Se trata de un trabajo que toma como objeto-real
al cuerpo. Por lo tanto, extrae los datos inmediatos de esa misma presencia
corporal.
• El objeto de conocimiento que
perseguimos y que provocamos con la consigna al grupo es el cuerpo-en-relación.
La inclusión de la escena proporciona una fantasía de contenidos y
permite centrar nuestro análisis en la relación. En otras palabras, aportando
un “como si” de con tenidos lúdicos, nos permitimos trabajar una “realidad”
de relaciones.
• A través del torneo medieval intentamos
hacer diáfanos aquellos aspectos grupales que G. Bateson describe como cismogénesis
simétrica. Sin renunciar al análisis de otro tipo de relaciones posibles en
la escena, redundamos en los aspectos competitivos al menos en este instante
del proceso grupal.
El objetivo
es permitir que la actividad grupal transforme la cismogénesis simétrica
en actividad simétrica. Lo que equivale a pretender un enriquecimiento
del Self en el conocimiento-manejo de la agresión.
Si
concretamos las consecuencias de estos tres niveles en nuestra paciente llegamos
a resultados de sumo interés.
Un
padre-maternal-permisivo (La Reina Ginebra) que permita el despliegue de la
agresión, contra un padre silencioso y agresivo que intenta impedirla, resulta
ser una escena correctora de las relaciones familiares arcaicas. Por otro lado,
la permisión del padre, que puede adoptar papeles femeninos sin angustia (Analista
masculino —en el papel de la Reina Ginebra) le permite confrontarse con sus
aspectos fálico-castradores disminuyéndola la angustia.
La conciencia de tener un cuerpo fuerte y
orgiástico se va imponiendo ante la vieja alternativa de feminidad como
equivalente de ser agredido.
El cuerpo topológico recuperado en cierta
medida, permite la incorporación fálica desde la extensión, que
progresivamente sustituye a la visión del pene agresor desde la contracción.
Se está produciendo una relajación Dionisiaca
que sustituye a la disolución angustiosa.
Finalmente, conocer-controlar su agresión le
permite no vaciar su self en la relación con el otro: agresión incontrolada y/o
alternativamente reciclar la agresión contra sí misma.
En el caso que estamos relatando, que no se
trata precisamente de una histeria, es necesario discriminar la confusión
existente entre actividad-agresión por un lado, y sexualidad-sometimiento
por otro.
La escena propuesta que resulta ser en lo
manifiesto agresiva lleva analíticamente a la actividad. Desde la actividad en
las sesiones posteriores nos vamos aproximando lentamente a la conflictiva
sexual.
Hemos estado
viendo muy brevemente posibles instrumentaciones del cuerpo en el proceso
psicoterapéutico.
Si tuviese
que resumir lo anterior, diría que nos hemos referido a qué pasa. Nos
interesa ahora mostrar cómo pasa.
El ritmo
y la sincronía nos van a proporcionar algunas de las respuestas. En
efecto, por ritmo entendemos la “estructuración temporal del comportamiento en
sus unidades mínimas, los movimientos”. La característica fundamental del ritmo
es la repetición de alguna/s pauta/s. El ritmo está estrechamente relacionado
con la interacción, tiene por tanto que ver con la presencia del objeto.
En lo que se
refiere a la sincronía tenemos que decir que implica co-ocurrencia. En
palabras de Mathieu, un ritmo puede darse sin sincronía, es decir, sin
co-ocurrencia, y una sincronía sin ritmo. En consecuencia, en lo que atañe a la
psicoterapia de grupo, la apropiación de los ritmos del otro mediante la
sincronía grupal, se constituye como uno de los objetivos fundamentales de
cualquier escena. De ello nos ocuparemos a continuación.
El ritmo,
decíamos, está relacionado con la interacción. Si nos centramos en la
Psicopatología vincular, ángulo de la realidad desde el que trabajamos, ritmo,
significa la posibilidad de colectivizar el tiempo interno. En otras palabras: una
vez resuelto, siquiera sea provisoriamente, el tiempo del mundo interno, es
posible ofrecer en la relación objetiva los productos finales —que no
quiere decir analizados— del drama interno.
En este
sentido, pensamos que el cuerpo transciende el discurso verbal y que, por
tanto, el espacio corporal nos permite una vía regia de acceso a lo
conflictivo. De hecho, este aserto ya fue planteado por W. Reich en su libro Análisis
del Carácter a propósito del valor del gesto en el análisis de una
personalidad rígida y de su “coraza caracterológica”.
Ocurre, por
otra parte, que el ritmo es ora consciente, ora preconsciente, ora
inconsciente. La función terapéutica es hacer consciente el cuantum máximo
posible de los ritmos.
Ritmo y
cuerpo:
Mundo
interno — mundo externo
Self — medio
En sí — con
tros.
Cuerpo —
ritmo
Síntoma -
interacción
Analógico —
defensa
Relación —
contenido
El cuerpo representa un nivel equívoco en la psicología: es a la vez el substrato biológico y la expresión recóndita y arcaica de lo psicológico. Lo que nos remite al cuerpo-mito. En el cuerpo-mito se revela lo genérico arcaico de la especie. En el estudio del cuerpo-mito aparecen diferentes estadios de estructuración entre la agresión y la sexualidad. En un principio aparecen disociadas, más tarde entremezcladas y finalmente discriminadas. En nuestra paciéntela sexualidad y la agresión se presentan según la fórmula segunda y son por tanto, difícilmente distinguibles para ella. Su mito sexual parecería tener que pasar por una ceremonia sangrienta de iniciación.
A menudo en
los grupos, nosotros solemos combinar junto con los métodos analíticos, métodos
sintéticos. En estos últimos más que en ningún otro, cobra un especial valor el
objeto cuerpo y la vivencia del cuerpo topológico. En efecto, se trata de
conseguir el mínimo común múltiplo que permita integrar—o lo que aquí es lo
mismo, relacionarse— por encima o acaso por debajo de las contingencias
biográficas concretas. El desvelamiento del cuerpo topológico abre la puerta a
los ritmos grupales. No es ajeno a lo que estamos diciendo el concepto
psicodramático de “warning” por cuanto con él pretendemos conseguir de manera
más o menos intuitiva la puesta en marcha de estos ritmos.
La escena
que antes relatábamos estuvo precedida de otras que permitieron caldear la
atmósfera. En esas escenas previas se trasladó el discurso verbal de manera
paulatina a lo preverbal. Cada integrante fue sorprendido, respetando en cierta
medida su ritmo personal, con las posibilidades nuevas de su propio cuerpo en
un pasaje desde el cuerpo-objeto al cuerpo-actuante. O lo que es lo mismo, del
cuerpo-substrato-anatómico al cuerpo vital-topológico. La secuencia de las
escenas era progresivamente regresiva dando lugar a ritmos compartidos cada vez
más amplios. La consecuencia de la síntesis grupal sucede precisamente cuando
aparece la co-ocurrencia de ritmos. En nuestro caso, el torneo representa la
colectivización de las competencias: miedo-deseo a agredir y miedo-deseo a ser
agredido. Cuando más tarde, cada integrante recupera la reflexión sobre su
propio self, le es posible analizar lo alcanzado en la síntesis grupal. En esta
paciente, el proceso fue: inhibición (predominio del cuerpo anatómico);
angustia ante la agresión (aparición del cuerpo topológico); integración en la
escena (cuerpo-conflicto integrado en el cuerpo topológico); análisis
posterior: relación entre agresión y sexualidad, precisamente en ese
orden. No olvidemos que en su biografía aparecen secuencias en las que sólo
retrospectivamente se dota a la agresión de contenido sexual. Y finalmente,
desestructuración del síntoma frigidez.
En estas páginas hemos intentado esbozar de
forma muy sintética, como nos parece que procede en una reunión de este tipo,
las posibilidades teóricas que ofrece el trabajo terapéutico en grupo
integrando conocimientos que proceden de diversas disciplinas. Del
Psicoanálisis tomamos los elementos que se refieren a las relaciones objétales
y a los mecanismos de defensa en su doble acepción: defensiva propiamente dicha
e instrumental (Parin y nosotros mismos); asimismo hacemos un especial hincapié
en el concepto self. De la teoría de la comunicación en este caso, los
conceptos de simetría y complementariedad, entre otros. De la psicopatología
vincular, el concepto de diagnóstico situacional y los vínculos fundantes que
el sujeto establece tanto con su medio como con su mundo interno. De la lógica,
los métodos analítico y sintético y, finalmente, de la matemática, algunos
datos extraídos de la topología y ciertos métodos para objetivar en alguna
medida los ritmos, como son las matrices espacio-temporales.
Desde esta
múltiple óptica pretendemos leer y dar sentido a los resultados obtenidos
mediante técnicas activas que se interesan fundamentalmente en otorgar
primacía, siquiera sea circunstancial, al lenguaje del cuerpo.
[1] Trabajo presentado para las IV Jornadas Nacionales de
Teatro-Psicodrama. Burdeos, 1980.
No hay comentarios:
Publicar un comentario